Taller de jabones artesanales

Hola, hoy he pensado hacer una entrada en el blog principalmente para las personas que asistieron al taller de iniciación a los jabones artesanales.

Fue un taller de más de tres horas que, al menos a mí, por todo lo que me hubiera gustado explicar y por lo que creo que se quedó en el tintero, se me quedó corto. Es por esta razón que quiero hacer profundizar un poco en algunos aspectos que quizá se pudieron entrever, pero prefiero explicarlos para despejar dudas, si es que quedaron cuestiones por resolver. Obviaré las partes que creo que sí quedaron más o menos claras o que se explican en el dossier.

Vamos a ello. Como ya dije, no hemos de tener miedo cuando pensemos en formular un jabón, pues encontramos online una calculadora fabulosa que nos ayuda a hacer el trabajo. Y aunque la formulación también está explicada en el dossier, creo que hay ciertos detalles que merece la pena mencionar. (De todas formas, dejo el enlace a un vídeo en Youtube donde explico el funcionamiento de la calculadora. Y para cualquier otra duda, sabéis que podéis contactar conmigo.)


Los aceites que se suelen usar en un jabón son los que se mencionan en el dossier; dependiendo de las características que queramos dar a nuestros jabones usaremos unos u otros, sobre todo de los "aceites especiales". Y de estos "aceites especiales", por ejemplo, conviene tener en cuenta los aceites que no se pueden calentar en exceso, por lo tanto no los incluiremos cuando vayamos a derretir los aceites sólidos, sino que esperaremos a que los aceites estén ya más temperados. (La lista puede ser más larga, pero creo que con estos nos apañamos.)

ACEITES TERMOLÁBILES

ACEITES NO TERMOLÁBILES

Algodón

Aguacate

Almendras dulces

Albaricoque

Borraja

Argán

Camelia

Arroz

Linaza

Avellana

Macerados

Manteca de cacao

Onagra

Coco

Rosa mosqueta

Girasol

Zanahoria

Jojoba


Karité


Macadamia

 

Neem

 

Oliva

 

Pepita de uva

 

Sésamo

Otro tema es el del agua con que mezclar la sosa. Ya lo explicamos en el taller, pero no est´ça de más recordarlo. Puede ser agua destilada, agua mineral... (mejor no del grifo), o cualquier otro líquido con el que queramos hacer nuestro jabón, siempre y cuando nos vaya a aportar sus propiedades. En este caso, sabiendo que la disolución del agua con la sosa cáustica alcanza una temperatura de unos 80 grados, lo que se suele hacer es congelar el ingrediente líquido, y pesar la cantidad necesaria. Así sabemos que, al menos de entrada, la reacción no va a coger esa temperatura que puede estropear el ingrediente. A veces, si no he tenido tiempo de congelar nada, lo que hago es poner una parte de agua destilada (siempre que la cantidad que ponga sea mayor que la sosa que se necesita), y el resto del ingrediente que deseo lo reservo para más tarde. Por ejemplo, si voy a usar 160 de líquido, y pongamos por ejemplo 45 de sosa caústica, al menos voy a usar 60 de agua destilada y el resto, los 100 que faltan, cuando ya esté fría la disolución, se la añado a posteriori, como hicimos con el lactato de sodio. Importante colar la lejía cuando la incorporemos a los aceites. Esa parte no la hicimos, y es bastante importante, para asegurarnos que no queden grumos o alguna parte de sosa cáustica que luego la encontremos entera.

Y volviendo al lactato de sodio... es una sal sódica del ácido L-Láctico natural, que se produce por fermentación de carbohidratos. En jabones se utiliza principalmente para que curen antes y también nos ayuda a retrasar la traza, con lo cual podemos ir más tranquiilos al hacer nuestro diseño;  se recomienda usar aproximadamente un 3% del total. 

Por lo que se refiere al sobreengrasado, ya dijimos que se deja un tanto por ciento para que el jabón quede hidratado, y en nuestros jabones dejamos un 8%. La mayoría de las jaboneras (y jaboneros...) dejan ese tanto por ciento de uno de los aceites especiales al que quieren dar más protagonismo. Por ejemplo, macadamia, rosa mosqueta, borraja, argán, etc. Y lo añaden cuando el jabón ya ha llegado a la traza. Normalmente ya no se bate, sino que se mezcla con la espátula. No obstante, yo difiero de ese matiz, y lo cierto es que no tengo ninguna base sólida para diferir. Pero considero que el proceso de saponificación del jabón no termina cuando éste llega a la traza, sino cuando ha terminado completamente su curación, es decir, casi a las cuatro semanas o algo más. Así, los aceites, mezclados en la traza o no, están todos mezclados con la "lejía", que es la sosa disuelta con el líquido. Y si bien va a quedar realmente el tanto por ciento sin saponificar, ¿quén nos dice que ese tanto por ciento será exclusivamente del aceite que hemos puesto al final? Lo cierto es que no sé si se han hecho estudios al respecto, pero mientras no se me demuestre que el tanto por ciento que queda sin saponificar es exactamente el aceite que hemos puesto después de trazar la mezcla, yo voy a dudar de esa aseveración. Y lo mismo sucede con los aceites esenciales. Si los ponemos y obligamos al jabón a alcanzar una temperatura alta en las primera horas, con un buen abrigado con mantas, me parece que es echar un poco a perder las propiedades de los esenciales. Para ello, si utilizo aceites esenciales, no abrigo el jabón, y así he podido comprobar que la temperatura del primer día no pasa de los 35 grados, con lo cual espero y deseo que no se destruyan las propiedades. ¿Qué aceites esenciales poner?  Para que el artículo no sea exageradamente largo, nombro solo unos pocos. Los cítricos suelen ser tonificantes, y nos dan frescor; los florales, como el geranio, el neroli, la lavanda, son más relajantes; luego tenemos los herbales, como el romero, el eucalipto, la menta, que también tonificarán y posiblemente estimularán el sistema respiratorio y circulatorio; y encontramos los especiados y más exóticos, como la canela, el clavo, o los más amaderados, como el patchouli, el sándalo... En el dossier hay unas cuantas sinergias que merece la pena probar. De todas formas, si os gusta la aromaterapia, poco a poco iréis incrementando vuestro estoc de esenciales y podréis ir aprendiendo más sobre los aceites esenciales. Es un mundo que merece la pena descubrir. Los esenciales especiados y los amaderados pueden acelerar la traza; se deben usar con mucha precaución, y con poco porcentaje.

Si ponemos fragancias o aromas hemos de tener muy en cuenta que la mayoría aceleran la traza; así que mejor preguntar por esta característica al proveedor y que os oriente. Hay una fragancia de rosa que acelera muchísimo la traza, pero en cambio sé que algún proveedor tiene alguna en su catálogo que no acelera nada. Así que no os quedéis sin preguntar si no queréis terminar enmoldando a golpes.

Para dar colorido a nuestro jabón utilizamos micas. Las micas son un conjunto de minerales que nos aportan color a nuestros jabones, y son estables en el jabón. Podíamos haber utilizado colores naturales, añadiendo algún ingrediente en polvo que coloreara nuestro jabón. Podéis tenerlos en cuenta cuando vayáis a jabonear: perejil, espirulina, cúrcuma, azafrán, cacao, café... podemos usar nuestra imaginación. 

Otros activos que se pueden añadir al jabón podrían ser: aloe vera, avena, miel, café, cerveza...


Y de lo que no nos dio mucho tiempo a hablar fue, en realidad, del champú sólido.

Se formuló con pocos ingredientes para intentar obtener un champú adecuado para todo tipo de cabellos. Al formular un champú sólido la mayor parte de la fórmula la tienen que componer sólidos. El porcentaje de tensioactivos debe oscilar entre un 60 y un 70 por ciento de la fórmula. Así, el tensioactivo SCI (Sodium Cocoyl Isethionate) podría combinarse con otros tensioactivos sólidos (SCS, SLSA...), pero en este caso lo usamos como tensioactivo único principal. Nos ayudamos de la Betaina de coco (como tensioactivo secundario), obteniendo así una buena acción limpiadora, sin perder los lípidos naturales que cubren nuestra fibra capilar. 

El resto (30% de la formulación) lo usamos para los activos (8%), la parte acuosa (12%) y los aceites vegetales (10%).

Usamos arcilla blanca. Las arcillas tienen acción limpiadora y, también, actúan como tónico para el cabello. Aportan minerales. Según el tipo de arcilla pueden tratar problemas como cuero cabelludo graso, caspa, eczema o psoriasis y caída del cabello. Podríamos haber sustituido la arcilla por algún producto ayurvédico en polvo, como el Shikakai o el Amla, por ejemplo. O incluso el Neem. (Si queréis información, no dudéis en preguntarme.) 

Hicimos la parte más acuosa con agua destilada. Se podría sustituir por hidrolato o incluso alguna infusión, teniendo en cuenta que nunca nos podremos dejar el conservante, de preferencia uno de amplio espectro. Y utilizamos aceite de almendras para la nutrición de nuestra fibra capilar y cuero cabelludo.

Como aditivo, además de la arcilla y los aceites esenciales, utilizamos la inulina, que deshicimos en agua destilada. Es un excelente humectante, con lo cual retendrá la humedad necesaria para que nuestro cabello esté en perfectas condiciones. Además, actúa también como acondicionador, con lo cual no tendremos problemas a la hora de peinar nuestro cabello.

Hablar de las propiedades de los aceites esenciales en nuestro champú sería muy largo. Mencionar que el romero es un gran activo frente a la caída del pelo, también para cabellos finos y combatir la caspa; que los cítricos suelen ir bien como tónicos capilares y la lavanda para el cuero cabelludo irritado, por poner algún ejemplo.

Podríamos haber usado muchos otros aditivos como activos en nuestro champú: proteínas de seda, proteínas de trigo, avena coloidal, fitoqueratina, pantenol, etc.

No debemos nunca olvidar comprobar el pH. Lo ideal sería que rondara entre 4,5 y 6 como máximo. Por lo tanto si sobrepasa este valor (lo vemos en las tiras reactivas de pH), debemos usar un ácido (láctico o cítrico) para rebajarlo., En caso de que el pH fuera muy bajo, podemos usar una solución de bicarbonato al 10 por ciento, para aumentar dicho pH.

Podíamos haber dado un poco de color al champú, amasando el colorante hasta homogeneizarlo con la mezcla, pero no tuvimos tiempo ni de pensar en ello. No obstante, para el próximo que hagáis, podéis tenerlo en cuenta.

En fin, aquí lo dejo. Espero no haberos dado mucho la tabarra, si es así, disculpadme. Lo siguiente será que vayáis practicando mucho y aprendiendo en base a prueba y error.

Y recordad, los jabones, además de terapéuticos, que sean bonitos.

Un abrazo, hasta la próxima.