Vamos a continuar un poco
con las plantas que se pueden cultivar en nuestra propia casa, terraza, o
jardín.
En este caso vamos a
tratar de la caléndula, una planta anual, que por lo general se suele cultivar
en jardín, pero que también podemos desarrollarla en maceta.
Su nombre científico es Calendula officinalis, y aunque
normalmente la conocemos por Caléndula,
también es conocida por Maravilla. (En catalán calèndula, gojat, boixac).
Esta planta es originaria
de Egipto, y se cultiva por sus flores.
Existen numerosas
variedades, con flores de color amarillo o anaranjado vivo, simples o plenas.
La caléndula que crece silvestre puede llegar a medir hasta los 50 cm de altura.
Su nombre procede del
latín, calendas, que hace referencia
al primer día del mes, debido su facilidad de floración, ya que sus flores, si
las condiciones climáticas no son muy rigurosas, pueden despuntar todos los meses.
Cultivaremos la caléndula
en el exterior o en macetas a partir de semillas y comprobaremos que brota con
facilidad. Se planta en primavera en un terreno seco y pobre, situado al sol,
aunque puede situarse también en semisombra. Necesita, eso sí, espacio holgado para
desarrollarse, dejando al menos unos 30 cm entre cada dos plantas, y abonarlas cada
dos semanas. Si la cultivamos en el interior, hay que buscarle un emplazamiento
fresco y claro, y una mezcla constantemente húmeda. En el exterior soporta bien
condiciones extremas, tanto heladas como
sequía.
No obstante, para que se desarrolle
adecuadamente necesita riego habitualmente. La recolección de las flores se
realiza cuando las flores se abren, y se conservan en un lugar a la sombra, sin
humedad. Una vez que están complemente secas, se conservan en tarros de cristal
hasta su utilización.
Propiedades de la
caléndula
Contiene un aceite
esencial que contiene compuestos carotenoides (caroteno, calendulina y
licopina). También contiene una resina, una saponina y un principio amargo.
Suelen utilizarse principalmente sus flores, aunque también en algunos casos se emplean sus hojas.
Entre sus principales
propiedades cabe mencionar que favorece la cicatrización rápida de las heridas.
Es antiinflamatoria y antiséptica, y es el ingrediente
principal de pomadas y aceites que se utilizan en quemaduras y picaduras. Se
usa también como remedio para diversas afecciones cutáneas, como el acné o,
simplemente, como hidratante de la piel. Asimismo, es eficaz para reducir las
afecciones reumáticas, y se utiliza también en tintura o en extracto como el
árnica, cuyas propiedades posee.
Su uso interno (en
infusión) no es tan frecuente como su uso externo, pero se puede tomar una
infusión de sus hojas en el caso de indigestión, úlcera, gastritis y vómitos,
así como para regular la menstruación, pues entre sus propiedades también
destaca el ser antiflogística. No conviene emplear durante el embarazo.
En algunas especies los
pétalos florales y las hojas tiernas son comestibles, y se utilizan para
decorar ensaladas y otros platos por su intenso color.
Preparación de pomada y tintura de caléndula
La pomada se
prepara con 35 g
de flores frescas previamente machadas en un mortero; se mezclarán a baño maría
con 80 g
de glicerina vegetal y 20 g
de cera de abeja, revolviendo durante 20 minutos. Se filtra todavía en caliente
y se deja enfriar a temperatura ambiente para guardar esta pomada en el
frigorífico.
Para realizar
la tintura se necesita macerar 30
g de flores frescas en 100 cc de alcohol de 70 grados,
dejándolo reposar durante 10 días, pasados los cuales se filtrará y se guardará
en un tarro de color oscuro.
En las cremas hidratantes para el cuerpo que suelo hacer, normalmente empleo infusión de caléndula en la fase acuosa de la crema, además de otros productos, pues considero que esta planta es indispensable.
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