Espero que se entienda. Nos han educado así, y nos han
hecho pensar de tal o cual manera. Quien se salga de esta “realidad” es
estigmatizado por la sociedad, tachado de iluso, ingenuo, o incluso de demente.
Tiene su lógica: que pudiera haber otras realidades solo
se intuye, a priori, a través de las películas de ciencia ficción. Y no a todo
el mundo le gusta este género. “Yo estoy bien así y no me vengas con cuentos
chinos”, puede ser alguna de las respuestas. O “caray, qué poco trabajo tienes, en qué tonterías te
entretienes”.
Pero últimamente todo está dando un cambio muy rápido.
Muchas personas han visto como gracias o por culpa de una mal llamada “crisis”
todo se derrumbaba a su alrededor. Se creó lo que se llamó “el estado del
bienestar” pero lo que no nos dijeron era que esa película tenía un final
trágico. Porque siguiendo a la llamada crisis lo que ha habido es un
empobrecimiento brutal. Se han querido cargar a las clases medias y lo han
conseguido. Y los más pobres se han empobrecido, si cabe, aún más.
Pero tras eso, y ahí lo curioso del caso, también se ha
conseguido que la gente tome cada vez más conciencia (algunos a garrotazos) de
que nos tenían (y tienen) bien engañados.
Paradójicamente se está dando lo que se ha venido a
llamar “el despertar de la conciencia”. ¿Y por qué? Porque las personas están
teniendo que volver cada vez más a su esencia, a su origen. No sólo tienen que
pensar en alternativas de autoabastecimiento, sino que se tiende al
reagrupamiento familiar y vecinal, y en muchos casos el comercio ha vuelto a su
forma original de trueque (te cambio esto por esto). Cuando se está en el pozo,
o te ahogas o luchas y acabas por salir de él con más fuerza renovada.
Si a este panorama desolador, o no, según se mire,
añadimos que las personas buscan otras alternativas, cada vez encontramos más individuos
interesados en tomar un camino más espiritual. Se buscan alternativas en todas
partes, y por supuesto, cuando buscas, encuentras. A poco que las personas se
descubran más espirituales, empiezan a conocer más y mejor otra realidad que
siempre ha estado ahí, pero que nos han ido ocultando tras los velos de las religiones,
la política y los engaños mediáticos.
También, finalmente, gracias a la física cuántica (véase,
por ejemplo, el experimento de la doble rendija), ya se va demostrando que la
“realidad” no es eso que se empeñan en hacernos ver. Se está demostrando que en
verdad la realidad la crea el observador, es decir, la creamos nosotros mismos,
el inconsciente colectivo que está actuando, aunque hasta ahora solo hayamos
actuado, la mayoría de nosotros, en base a perpetuar el sistema que nos han
enseñado desde pequeños, más que nada porque no nos explicaban que había otro.
Interesante, por cierto, leer “La alegoría de la
caverna”, también llamada “El mito de la caverna”, de Platón, que trata sobre
la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento.
En su alegoría de la caverna Platón describió un espacio
cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su
nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que
únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca
girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y,
seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la
entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan
hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación
de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.
Estos hombres encadenados consideran como verdad las
sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan
condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras
proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.
Continúa la narración explicando lo que ocurriría si uno
de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la
hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más
profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está
compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta
nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna
a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad
exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo
inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación
vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es
propio", metáfora que encarna la idea de Bien.
La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al
prisionero al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos
compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la
burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el
paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero
intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón
nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán en
cuanto tengan la oportunidad, con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de
Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser
condenado a muerte.
Bueno, después de esto ya nos podemos imaginar lo que
sigue. Muchas personas han muerto, aunque algunos solo sea metafóricamente
(otros no), en el intento.
Pero es cierto que por las causas que sean cada vez son
más las personas que se van dando cuenta de que aquí mismo se puede crear otra
realidad, que de hecho ya existe, solo conviene ir dándole forma para que toda
esa realidad sea más auténtica y real. Lo único que hay que hacer es resonar en
la frecuencia adecuada. Y cuando un tanto por ciento elevado resuene en esa
otra frecuencia, se habrá logrado el cambio.
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