La circulación energética

De la misma forma que existen diferentes cuerpos sutiles también existen varios canales de distribución de la energía en el ser humano. De lo más sutil a lo más denso la energía se transforma y distribuye según se haga necesario. Las medicinas orientales, como la china o la hindú, han desarrollado un conocimiento profundo de los canales por los que circula la energía vital, mientras que por el contrario, la medicina occidental, basada en conocimientos científicos, se ha concentrado en el análisis y la estructura del cuerpo físico y por tanto en los órganos que determinan el funcionamiento del cuerpo humano.
La medicina oriental nos dice que nuestro sistema energético está compuesto por los chakras, que tienen como misión captar y transformar la energía de los cuerpos sutiles y la red de meridianos y nadis que son los canales por los que circula la energía. Nadis significa “caña hueca”. Los nadis son interdimensionales a los canales que conectan los chakras con las diferentes capas del aura o los cuerpos sutiles. Existen setenta y dos mil puntos, de los cuales tan sólo setenta y dos son relevantes. Los más importantes de ellos son diez, y entre éstos destacan tres, los más conocidos, llamados sushuma, ida y pingala. Se unen los tres en el sexto chakra y a partir de ese punto solo asciende el canal sushuma. Los chinos los llaman meridianos (mai) y están relacionados con el sistema nervioso y con los órganos y sistemas del cuerpo físico. Existen dos tipos de meridianos, los principales y los secundarios según circulen o no por los órganos internos. El primero, el ren-mai, que sube por la parte delantera del cuerpo desde el punto Hui Yin en el ano hasta la punta de la lengua y el segundo, du-mai, que nace junto al punto Hui Yin y asciende por la parte posterior a lo largo de la columna vertebral, pasa por detrás de la cabeza y termina en el labio superior que está conectado con la parte superior del paladar. En la medicina occidental el proceso de transformación y distribución de la energía serán los diferentes sistemas; el circulatorio y el digestivo, los encargados de distribuir y transformar los alimentos en aportes energéticos para los diferentes órganos y funciones del cuerpo humano.


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