En este mismo apartado donde empecé a hablar de las plantas y vegetales que
podíamos cultivar en casa he decidido añadir propiedades de plantas y flores
que podemos usar en nuestra piel y que nos aporten beneficios.
En realidad, diréis que esto ya lo he empezado a hacer. Cierto. Gemma habló
de las propiedades del Aceite de almendras dulces y el Aloe Vera, y yo he
hablado de las propiedades de la
Caléndula , por
ejemplo. Pero hasta ahora me había referido a las propiedades en general, que
pueda tener una planta o un vegetal, y que podemos utilizarla internamente
(mediante infusión, tintura, caldo, etc.), o externamente (en pomadas, ungüentos,
etc.). Ahora quiero ceñirme a las propiedades que puedan tener tanto plantas,
flores o aceites para usarlos en jabones o cremas.
De hecho, y como ya he explicado en algún post anterior, si últimamente no
publico tanto en el blog es a causa de mis últimas aficiones: hacer cremas para
el cutis, cuerpo y... jabonear. Para mí ha sido un descubrimiento increíble:
mezclar aceites (base o específicos), macerar flores, plantas, combinar aceites
esenciales, hacer hidrolatos, obtener aceite de aguacate de primera presión
(nunca mejor dicho, porque cuesta lo suyo obtener gotitas de aceite presionando
pulpa de aguacate deshidratada)…
En fin, quien me conoce ya sabe que he dedicado bastante de mi tiempo de
ocio a estos temas. Todavía no soy una experta, ni mucho menos, pero
investigando por Internet y experimentando se aprende mucho. Así que he
decidido continuar en este apartado con este tema apasionante. Posiblemente crearé
un nuevo apartado de jabones y cremas, donde pondré alguna de mis
elaboraciones, con las propiedades que tengan. Pero aquí dedicaré este apartado
a propiedades de aceites, mantecas, y de algunas de las flores o plantas que se suelen emplear para
la elaboración.
Tanto el Aceite de almendras dulces,
como el Aloe Vera, la Caléndula
y el Aguacate tienen ya su propia
entrada en este mismo apartado, así que no voy a insistir sobre ellos. Gemma
Alba hizo un excelente trabajo en los dos primeros, así que quedan exentos de
repetirse.
Empezaré, como no, por el mejor aceite que tenemos la suerte de encontrar
muy fácilmente en nuestros mercados…
Aceite de oliva
El aceite de oliva es el zumo oleoso de la extracción de las olivas, de las
cuales hay muchas variedades que le darán diferentes características
dependiendo la utilizada. También existen diferentes tipos de aceite de oliva,
dependiendo del modo de extracción o del proceso de elaboración. Los aceites de
oliva virgen extra son los más puros, extraídos mediante el proceso de presión
en frío.
Las propiedades cosméticas del aceite de oliva son muy numerosas. Es una
fuente muy rica en ácidos grasos esenciales que ayudan a restaurar los niveles
naturales de humedad en la piel. Posee, además, propiedades emolientes,
relajantes, tonificantes y, muy importante, antioxidantes.
Contiene, además de vitamina E, vitaminas A, D y K.
Se pueden distinguir dos partes en su composición: la parte saponificable o
grasa del aceite de oliva, que constituye un noventa y ocho por ciento
aproximadamente del aceite, y la insaponificable
y una tercera con otros componentes en mucha menor cantidad.
Sus ácidos grasos son fundamentales para la salud, ya que el organismo no
tiene la capacidad de síntesis, y son ácidos grasos esenciales.
Los ácidos grasos mono-insaturados son los más abundantes, después
encontramos los saturados y en menor cantidad los poliinsaturados: ácido oleico
(mono-insaturado); ácido palmítico (saturado); ácido esteárico (saturado); ácido
palmitoleico (mono-insaturado); ácido linoléico (poliinsaturado) y ácido
linolenico (poliinsaturado).
La fracción in-saponificable la forman los hidrocarburos, los esteroles y
los tocoferoles, como la vitamina E.
En mucha menor cantidad encontramos polifenoles (sabor), carotenos y
clorofila (color) y otros componentes volátiles que les dan su olor característico..
Aunque no menos importantes, los poli-fenoles son unos componentes que
aportan acciones beneficiosas para la salud.
El aceite de oliva es empleado en numerosas bases para cremas hidratantes.
También se emplea para hacer la base del jabón natural. Se usa, además, para
macerar flores o plantas, y que pasado el tiempo de maceración apropiado, se
utilizarán para enriquecer jabones o cremas. Cualquiera de los productos que
lleven una base o un macerado de aceite de oliva adquirirá sus propiedades, y
por lo extensas e importantes que son para nuestra piel conviene que lo
introduzcamos, aunque sea en poca cantidad, en cualquier formulación.