Productos tóxicos para nuestro cuerpo

Últimamente estoy un poco desconectada del blog, y esto es así porque tengo mucho trabajo y parece que poco tiempo. Mi trabajo me gusta, y lo cierto es que mucho; además, es de los que podrían tenerte enganchada a él a tiempo completo sin hacer otra cosa en todo el día. Pero conviene (y es esencial para mantener el cuerpo mental sano) saber separar también lo que es amor por el trabajo, trabajo para vivir, y dedicación que te deje tener un tiempo libre para otras inquietudes.
Esto es lo que intento, pero estoy notando como que me falta tiempo para las otras inquietudes y distracciones (o hobbies). Quizás es cierto que debido al aumento de la frecuencia de la Resonancia Schumann, el “tiempo real” ha disminuido y de veinticuatro horas actualmente nos ha quedado reducido a unas dieciséis o algo por el estilo; porque el tiempo pasa deprisa, deprisa… No sé si solo me lo parece a mí. Pero antes tenía tiempo para todo y ahora no tengo tiempo para nada.
Ya he comentado en anteriores posts que el mundo de la cosmética natural me ha empezado a enganchar.
Y aprender a hacer formulaciones más o menos exactas para conseguir una textura de una crema u otra, no es tan fácil como a simple vista pueda parecer. Tampoco lo es mezclar los ingredientes adecuados ni saber exactamente qué componentes son los adecuados para tal o cual tipo de piel.
Lo mismo sucede con los jabones. El arte de hacer jabones es todo un mundo, y un reto si quieres hacerlos bien. Mirando por Internet se descubren personas increíbles que hacen de la fabricación del jabón todo un arte, digno de admiración.
Y ya, conseguir que en casa no entre ningún cosmético, ni champú, ni gel de ducha, y mucho menos detergentes químicos es un reto que me he propuesto conseguir para lograrlo en un corto espacio de tiempo. Así que entre hacer desodorante, dentífrico, champú, detergente para la ropa, gel de baño (aunque sea con muy poca espuma), no tengo tiempo para mucho más.
Pero sí me gustaría tener tiempo para comentar y recomendar el comprar productos que sean completamente naturales. Si no hay tiempo de hacerlos, o ganas (no todo el mundo tiene ni tiempo ni ganas), pues en los comercios especializados en cosmética natural, herboristerías, y tiendas naturistas encontramos una gran variedad de productos que, aunque son algo más caros que en los supermercados al uso, siempre nos ofrecen garantías de que los productos tienen garantía y certificación ecológica, que difícilmente van a perjudicar nuestro organismo.


Si nos paramos a pensar, la mayor parte de lo que nos ponemos sobre la piel se absorbe por nuestro torrente sanguíneo; y ciertamente hay muchos productos en los cosméticos “de toda la vida” que son sospechosos de producir ciertas enfermedades.  Parece mentira pensar que los laboratorios de perfumería o cosméticos nos quieran meter en el cuerpo un producto que a la larga (o a la corta) puede ser tóxico para nosotros, pero hay que tener en cuenta que lo que se suele mirar en la industria es obtener el máximo beneficio con el mínimo coste. Y aunque hay productos que por lo caros que son deberían estar fuera de toda sospecha, no está de más leer en todos los prospectos los componentes de los productos que vamos a comprar.
Actualmente existen alrededor de unos seis mil componentes químicos que están permitidos y no controlados. Parece ser que los más peligrosos o los potencialmente más peligrosos son los que siguen en esta lista:

1. Lauril Sulfato de Sodio. Se usa como agente limpiador para hacer los productos espumosos y burbujeantes. Es un contaminante asociado a algunos tipos de cáncer. Se le puede encontrar en las etiquetas también como Sulfato de Sodio Laureth.

2. Triclosán. Utilizado principalmente en desodorantes, antitranspirantes, limpiadores, antibacteriales y desinfectantes de manos, se sospecha que interfiere con las funciones hormonales.

3. Formaldehídos. Usados como conservadores en cosméticos, son tóxicos y se han reconocido como carcinógenos. Se localizan como DMDM Hidantoína, Diazolidinil Urea, Urea Imidazolidinil, Metenamina, Quarternium 15 e Hidroximetilglicinato de Sodio.

4. Parabenos. Son ampliamente utilizados como conservantes en cosméticos. Se sospecha que interfieren en las funciones hormonales. Los encontraremos con la terminació “parabeno” como Metilparabeno.

5. Compuestos de Polietilenglicol (PEG). Son ampliamente utilizados en los cosméticos de bases cremosas. Pueden ser peligrosos para el sistema nervioso. Son ingredientes con las letras “etil” o “glicol”.

6. Butilhidroxianisol (BHA) y Butilhidroxitolueno (BHT). Son conservadores y antioxidantes utilizados principalmente en maquillajes y cremas humectantes. El BHA es tóxico para el sistema inmunológico y un posible carcinógeno. El BHT puede ser tóxico para el sistema inmunológico, piel, pulmones e hígado. Ambas sustancias pueden causar reacciones alérgicas, interferir con las funciones hormonales y favorecer el crecimiento de tumores.

7. Pfenilendiamina. Son colorantes usados en tintes para el cabello y aparecen en la etiqueta del producto como colores “CI” seguidos de un número de cinco dígitos. Se ha demostrado que estos alquitranes de carbón son cancerígenos.

8. Dietanolamina (DEA, MEA o TEA). Son químicos utilizados para hacer los productos más cremosos o espumosos. La DEA y sus compuestos irritan la piel y ojos, pueden ser tóxicos para los sistemas inmunitario y nervioso, y pueden reaccionar con otros ingredientes de los cosméticos formando tóxicos cancerígenos.

9. Ftalato de Dibutilo. Usado principalmente en productos para uñas y en perfumes, en experimentos de laboratorio se ha demostrado que aunque no es un cancerígeno por sí solo, sí puede aumentar la capacidad de otros químicos de causar mutaciones genéticas e interferir con la función de las hormonas causando problemas reproductivos y de desarrollo.

10. Siloxanos. Usados en los cosméticos para suavizarlos, ablandarlos y humedecerlos, se sospecha que interfieren con las funciones hormonales y causan toxicidad en el hígado. Búscalos como Ciclometicona e ingredientes que terminan en “siloxano” como Cyclotetrasiloxano.

11. También hay que huir de los aceites minerales y de las parafinas. Son productos fabricados a partir del petróleo. El aceite mineral tapa a los poros, impide que la piel respire, la reseca y acelera el desarrollo de arrugas. Algunas de las parafinas se concentran con el tiempo en hígado, riñones y ganglios linfáticos.


Así que, a partir de ahora, a leer las etiquetas detenidamente. Y a poder ser, comprar productos con eco-certificación. Más caros, pero más seguros. O a fabricarlos uno mismo, que la inversión al principio es un poco elevada, pero a la larga no es cara, y la satisfacción de hacerlo uno mismo es indescriptible. Para empezar, nunca es tarde.

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