La Ley de la Atracción (continuación)


En un post anterior, La ley de la Atracción SI funciona, intentaba demostrar cómo podemos percibir que la ley de la atracción funciona. Lo demostraba de la manera más fácil, con la atracción de cosas negativas a nuestra vida. La mayoría de nosotros hemos podido constatar que cuando estamos mal atraemos más de lo mismo. Y suele ser un círculo vicioso.
Esto es porque integramos en nuestro inconsciente una serie de pensamientos negativos que nos causan unas emociones negativas. Y pensamientos al cabo del día tenemos muchos. Pero los pensamientos, por sí solos, solo son ruido; son nuestras emociones unidas a los pensamientos los que emiten vibraciones. Y sabemos que el universo responde a vibraciones y que éstas se conforman en frecuencias. Solemos atraer las cosas que vibran a nuestra misma frecuencia.
Hagamos un ejercicio para comprobar qué sentimos cuando estamos tristes. Cuando sentimos tristeza por algo que recordamos o por alguna desgracia que pensamos que podría pasar, podemos notar esa tristeza en algún lugar de nuestro cuerpo. Algo se revuelve dentro nuestro; a veces puede ser una sensación de ahogo, otras parece que se nos hace un nudo en el estómago, otras parece que alguien nos golpea el corazón o incluso que se nos mueven los intestinos. Ese sentimiento genera vibración. Bueno, no lo hagáis ahora, no sea que suceda algo malo. Pero daros cuenta de que es ahí cuando mandamos mensajes al universo.
Pero ya no es tan fácil cuando lo que queremos es atraer cosas positivas a nuestra vida. Pensamientos de abundancia podemos tenerlos, pero ¿y la emoción que tiene que acompañarlos de forma vibracional? Ya no nos es tan fácil sentirla. Podemos imaginar la casa de nuestros sueños, el coche más deseado, pero nos es difícil anclar la emoción que de ello se desprende para que se convierta en vibración.


La idea, por lo tanto, es intentar pensar siempre de forma consciente de manera que logremos integrarlo en el inconsciente y éste nos devuelva emociones para vibrar en las frecuencias en las que atraigamos lo que más deseamos (positivo, claro está).
Así que hay que visualizarse sano, con mucha energía y feliz, tratando de darle vida en la mente a eso, pues la mente subconsciente no distingue entre lo real y lo visual. Este puede ser un buen ejercicio para empezar el día, y podremos enfocar estas emociones para atraer la abundancia a nuestras vidas. Pensemos, también, en momentos agradables que hayamos experimentado, recordemos instantes en los que nos hemos sentido plenamente dichosos. Cuando evoquemos ese recuerdo, junto con la emoción de alegría, amor o felicidad, visualicémonos viviendo felices con todo lo que deseamos en el aquí y ahora. Notaremos que algo va cambiando en nosotros.
Por otro lado, es bueno también, agradecer cada día lo que ya tenemos. Incluso de las cosas malas que nos puedan pasar, siempre podemos ver el lado positivo. “No hay mal que por bien no venga”, y cuando agradecemos de todo corazón, sintiéndolo de verdad, estamos vibrando en la forma adecuada.
Así, pues, recordemos simplemente que somos emisores de frecuencias y que atraemos a nuestra vida situaciones creadas por nuestras propias emociones, por nuestros comportamientos, nuestras creencias profundas... con frecuencias vibratorias semejantes a las que emitimos… y decidamos ser felices.

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