La Energía Vital Universal

Desde antiguo, todas las culturas han coincidido en que existe una Energía Vital Universal que impregna y sustenta el Universo en su totalidad y que anima a los seres vivos. Este tipo de energía omnipresente posee unas propiedades nutritivas y también tiene conciencia de reorganización celular, de manera que aporta a las estructuras atómicas y moleculares una tendencia vital hacia la armonía.
En la India a este tipo de energía se le llama “Prana”, y los yoghis trabajan actualmente con ella mediante la respiración, la meditación y determinados ejercicios físicos. Estas prácticas aumentan la frecuencia vibratoria y tienen la finalidad de unir el cuerpo con el alma, el espíritu con la materia, el hombre con la Fuerza Universal. Estos practicantes consiguen mantener diferentes estados de conciencia que les permite conservar la armonía, la juventud y el buen estado de salud físico.

A este misma energía los chinos la llaman “Chi”, “Qui” o “Ki”, y quiere expresar el estado de energía de algo, preferentemente de las cosas vivas, y existen diversos tipos “Chi”, por ejemplo “Tian Chi” es la Energía Celeste, el “How Chi” es la Energía Vital Humana y el “Goe Chi” es la Energía del Espíritu. En el Chi están contenidas dos fuerzas o polaridades universales, el “Ying” y el “Yang”, de cuya interacción surge todo lo creado y que deben estar equilibrados. Según la medicina china existen tres tipos de energía, la Celeste, la Terrestre y la Humana. Las dos primeras son macrocósmicas y la tercera microcósmica.
Ya en el mundo occidental, Paracelso, durante la Edad Media explicaba que había una fuerza vital a la que llamaba “arqueo”, que podía producir, controlada por el pensamiento y la imaginación, efectos tanto curativos como enfermizos. Más tarde fue Mesmer, en el siglo XVIII el que le otorgó naturaleza magnética y decía que el individuo era el medio a través del cual se transmitía desde el cosmos una fuerza curativa a la que llamó “magnetismo personal” y a la que más tarde Reichenbach llamó “fuerza órdica”.
Ya en el siglo XX, William Reich, discípulo de Freud y precursor de la bioenergética expuso la teoría de que la energía a la que llamó “orgón”, determinaba el grado de susceptibilidad de los tejidos y la sangre a las infecciones y enfermedad. Del mismo modo, sostenía que de introducirse desde el exterior ese mismo tipo de energía, el organismo mejoraba al no tener que consumir su propia energía.
Más tarde, ya en 1940, Alexaner Lowen se centró en los efectos de la energía en el cuerpo humano, explicando que los procesos energéticos en el ser humano determinan o condicionan lo que pasa en la mente y también en el cuerpo. Este postulado fue lo que se conoce como Bioenergética occidental. Una técnica que trata de restaurar nuestra Energía Vital con el fin de facilitar nuestra relación con las personas de nuestro entorno y la naturaleza.
(Extraído del manual de Reiki Usui Tradicional. Primer nivel, de la maestra de Reiki Mª José Santiso).

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