Es un acto que nos
devuelve la libertad y la inocencia y que está asociado con la aceptación y la
comprensión.
Los problemas y los
conflictos humanos se producen por bloqueos y contracciones que incapacitan a
nuestro sistema energético para irradiar energía de forma fluida.
Cuando una situación nos
ha causado dolor y no perdonamos se crea en nuestro cuerpo mental-emocional una
acumulación de energía negativa, la cual, con el tiempo, se manifestará en
nuestro cuerpo físico en forma de disfunción emocional o enfermedad, pues se
bloquea el libre intercambio de energía y ello nos impide expresar libremente
nuestras emociones interiores.
Podemos decidir perdonar
a alguien, aunque este alguien no esté arrepentido de verdad de habernos
dañado, porque la intención al perdonar, no será que esa persona quede libre de
culpa, sino que quedemos libres en nuestro interior, que encontremos la paz,
que podamos vivir bien.
Es muy importante saber
que el perdón no eximirá de culpa al ofensor, sino que liberará al ofendido.
Necesitamos perdonar,
pues al perdonar, los bloqueos de energía negativa se disolverán y a partir de
ese instante sentiremos una liberación que nos permitirá reencontrarnos a
nosotros mismos como los seres únicos y universales que somos.
Pero este perdón ha de
ser de corazón. Ha de ser un acto de amor incondicional para que sea verdaderamente
liberador.
En ocasiones sabemos que
hemos herido a terceras personas. Y ese sentimiento de ofensa es tan doloroso
que nos bloquea igual que si hubiéramos recibido nosotros mismos la ofensa. Es
imprescindible, por lo tanto, pedir perdón a nuestra vez. Aunque no siempre es
posible hacerlo personalmente, así que podemos imaginar a las personas a
quienes hayamos ofendido y les pediremos perdón de corazón. Cuando ya lo
hayamos hecho, las dejamos marchar. Posiblemente alguno de ellos nos perdonará,
otro, quizá no. Pero con este acto de pedir perdón de corazón ya nos habremos
liberado de la esclavitud del dolor.
En Ho’oponopono, técnica
milenaria desarrollada en Hawai y que ha llegado a nuestro conocimiento gracias
al doctor Ihaleakala Hew Len, no solo pedimos perdón por las faltas que hemos
podido cometer, sino por las que han cometido los demás, ya que, de alguna
manera, todos somos responsables de las acciones de los demás (subconsciente
colectivo). Por otro lado, sabemos que cualquier ofensa que hemos podido
recibir ha sido porque nuestro inconsciente ha atraído esta manifestación. Por
lo tanto, hay que cargar con nuestra parte de responsabilidad al sentirnos
heridos. Así, las frases de Ho’oponopono nos ayudarán también a liberarnos: “Lo siento, perdóname, gracias, te amo”.
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